Desayunando en un hotel cualquiera...



Debido a cuestiones familiares, he pasado tres semanas en un hotel. Mi deformación profesional me ha llevado a observar, mientras desayunaba en el buffet libre, la actitud del resto de personas que, de muy distinta procedencia, completaban estos días el cupo de huéspedes del hotel.



Es muy curioso cómo se prepara uno un desayuno con multitud de platos para tomar. Me viene a la cabeza un comentario de mi esposa cuando, fijándose en un plato que llevaba una señora (bien entrada en carnes), lleno de croissant con distintas mermeladas, queso, jamón, tostada con mantequilla y alguna cosa más, observó que con la taza de leche había un pequeño sobre de…. ¡edulcorante!

Los hay de todos los colores; desde un joven musculoso que tenía un plato con  ocho huevos cocidos, pasando por japoneses tomando fruta a destajo (algo impensable en su país), franceses con platos completos en los que sobresalían las tostadas con queso, los dulces y los lácteos.

¿Cuál es el criterio con el que uno se prepara un día de duro turismo ciudadano?

Pienso que hay dos cuestiones fundamentales, de una parte, coleccionar calorías para aguantar el máximo ayuno posible posteriormente, lo cual se lleva a cabo con facilidad debido a que cuesta lo mismo comas lo que comas (lo que te induce a comer más) y, por otro lado, en base a que el desayuno es el momento en que se suelen ingerir más carbohidratos de alto índice glucémico.

Por otro lado, la costumbre de tomar determinados alimentos, hace que un español, por ejemplo, pase de largo por los recipientes que contienen huevos revueltos, bacon y salchichas, mientras que será raro que un alemán repare en el fiambre de pavo o en los churros.

Sentado en mi mesa, pensaba qué haría un cazador de hace cincuenta mil años si tuviera la oportunidad de estar en esa situación. Al final, tuve claro que haría lo mismo que mis colegas de habitaciones, es decir, comer de todo hasta hincharse. Sólo una diferencia entre ambos, el cazador al día siguiente ya no estaría ante un festín tan sencillo de utilizar y, tendría que ponerse de nuevo a buscar comida de forma dura, difícil y energéticamente costosa, mientras que los turistas, estarían de nuevo ante el mismo festín ingiriendo las mismas calorías.

Qué duro es mantener a raya un instinto tan primario y básico

Comentarios

Entradas populares de este blog

Atletas de élite ¿Hipotiroideos?

Suplementos de proteínas