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La percepción del esfuerzo

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La capacidad de percibir el nivel de esfuerzo es personal, y está condicionada por experiencias previas, entrenamiento, capacidad de sufrimiento y otras variables. En este sentido, es importante considerar la enorme diferencia que existe entre los que practican deporte y los sedentarios, con la implicación que trae consigo a todos los niveles, incluido el uso de calmantes, analgésicos y demás drogas de uso común en nuestra sociedad actual. No voy a extenderme en la diferencia entre deportistas y sedentarios, aunque a mi juicio es muy importante, sino que voy a atender exclusivamente a la fatiga y la percepción del esfuerzo en el deportista.... El día 3 de enero, mientras corría los 8 a 10 km diarios, pensé en este tema ya que fue un esfuerzo, habitual por la frecuencia, pero totalmente extraño en cuanto a la percepción (resultó excepcionalmente duro y penoso). ¿Por qué el mismo ejercicio causa tan diversa percepción del esfuerzo? Existen argumentos lógicos como

Alimentos funcionales

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Los alimentos funcionales emergieron con un propósito muy loable, eliminar nutrientes no deseados e incorporar otros deficitarios en nuestra dieta.

¿Y los ácidos grasos?

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Sabemos que los ácidos grasos (en su mayoría intramusculares) son la fuente energética más rentable y menos contaminante para la célula muscular, de hecho, no se utilizan más debido a la necesidad rápida de energía a una intensidad de esfuerzo alta. El organismo tiene prevista esta contingencia al máximo y sitúa los ácidos grasos cerca de su lugar de uso (intramuscular), además de regular todos los sistemas complementarios de obtención de energía (fundamentalmente a partir de la glucosa). Sin embargo, no todos los ácidos grasos se comportan de la misma forma, de hecho, un tipo determinado de ácido graso (DHA) es muy especial en su comportamiento y conocer este hecho es clave en la dieta del deportista.  La obesidad y el ejercicio físico aerobio tienen en común un aumento de los lípidos intramusculares, pero el resultado final es extraordinariamente opuesto. Mientras que en los obesos esta situación se asocia a resistencia a la insulina como primer paso a una diabetes II;

El conocimiento científico

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A veces siento envidia de otros colegas que trabajan en ciencias aplicadas, basadas en las matemáticas. Cuando trabajas con matemáticas aprendes una lengua diferente y no sigues líneas intuitivas y sensoriales, de hecho, los sentidos nos limitan porque están hechos para funcionar en nuestro pequeño mundo animal y nos engañan si nos salimos de la estrecha función para la que están diseñados. Decía Eugene Wigner que las matemáticas tienen una utilidad irracional en el universo porque las inventamos nosotros, no las descubrimos mediante la observación de nuestros sentidos. Los que nos dedicamos a la biología (humana en mi caso), somos unos pioneros avanzando por un mundo complejo con herramientas mínimamente eficaces. La biología es una ciencia juvenil comparada con la física (dice Richard Dawkins) y eso me causa una envidia tremenda.  Si al menos fuéramos a la par en todas las ciencias, seríamos tan modestos que estaríamos cuestionándolo todo y por ello, seríamos más c