Medicina del deporte ¿Quo vadis?
Suenan tambores de guerra en la Federación española de medicina del deporte en consideración al cierre de numerosos centros públicos (la mayoría de Ayuntamientos) de medicina deportiva. FEMEDE se opone con el argumento de que la lucha contra el sedentarismo de nuestra sociedad se hace invitando a una actividad física intensa a los ciudadanos. De esta forma, el mismo gobierno que anima a la población a realizar actividad física, abandona la parte tutelada correspondiente al control biomédico, al tiempo que mantiene otras ayudas en el ámbito de becas de alto rendimiento, subvenciones a deportes competitivos, formación en áreas de educación física, etc.
El debate de fondo es la
puesta en cuestión, actual, del modelo sanitario español debido a su coste
(insaumible en estos momentos de recortes presupuestarios). En este contexto,
se tiende a abaratar servicios o a eliminarlos directamente, en base a
criterios de simpleza y facilidad de ejecución. No hay base técnica en el
tratamiento de los costes sanitarios, de tal manera que, si a nivel médico se
hiciera lo que se consiente a nivel político, podríamos recetar, por ejemplo,
aspirina para tratar una infección por el simple criterio de que la aspirina es
más barata que un antibiótico.
Nadie se ha planteado los
costes de reducir asistencia en áreas de medicina preventiva, o en prevención
primaria (evitar la enfermedad) o secundaria (reducir la severidad en la
evolución de enfermedades crónicas). Existen, por ejemplo, estudios
concluyentes sobre el ahorro sanitario que supone realizar rehabilitación física
en pacientes que han sufrido un infarto de miocardio, evitando los gastos
hospitalarios de la insuficiencia cardíaca a la que se ven abocados estos
pacientes si continúan el estilo de vida sedentario que llevaban anteriormente.
No sirve de nada que le expliques a un político que si gasta 10 euros en
rehabilitar a un paciente con un infarto, se ahorrará 100 euros de costes
sanitarios a partir de los siguientes diez años. De manera similar, no sirve de
nada que le expliques a un responsable de la política sanitaria, que lo que te
gastas haciéndole un reconocimiento a un niño obeso equilibrándole la dieta, estudiando
si tiene alguna patología previa y dirigiéndole hacia un deporte específico
para su caso, te evitará que lo gastes al final, en tratamientos para la
diabetes II, la artrosis de rodilla o tratamiento de drogadicciones.
Pero para los ciudadanos
hay que dejar claro que estos criterios son meridianamente rigurosos. Si un
padre quiere evitar gastos, conflictos, malestar familiar, pésima calidad de
vida, es mucho más rentable que invierta un poco de dinero en llevar a su hijo
a una escuela deportiva, realizarse un buen reconocimiento médico y atender las
necesidades educativas de sus hijos que pasa, entre otras cosas, por dedicarles
el tiempo que precisen acompañándole a sus experiencias deportivas competitivas
y animándoles creativamente en ese empeño. De esta forma prevendrá el botellón,
la obesidad, mejorará la socialización (al niño hay que enseñarle a convivir),
estimulará su espíritu competitivo encauzado en actividades regladas, sacándole
del pandillismo y de la insolidaridad.
Desde
el promotor del blog hasta el último lector, sabemos que el deporte ha
significado mucho en nuestras vidas, nos ha dado autoconfianza, disciplina,
sentido de la solidaridad. Ha mejorado y mantenido nuestra salud y nos ha dado
calidad de vida (incluso a algunos les ha supuesto una solución profesional). Abandonar
el deporte y a sus ciencias aplicadas en este momento, supondrá padecimiento y
gastos el día de mañana, pero claro, en ese momento estarán otros políticos de otro gobierno y
nadie le pedirá responsabilidad a los actuales.
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http://www.aedn.es/resources/915902c815de3c6PonenciaActividadDietetica.pdf