Un sorprendente efecto del placebo
Todos los
médicos hemos observado, en nuestra práctica clínica, el tremendo efecto del
placebo (algo que experimentan todos los que se dedican con ahínco y buena fe a
la homeopatía).
El efecto
placebo debería ser un tema de estudio principal en todas las facultades de
medicina. Convencerse de que el cuerpo es un conjunto de células que precisan
una intervención externa, generalmente química y, a ser posible agresiva y
cara, es una simpleza.
En 2002, un
estudio publicado por el New England Journal of Medicine evaluó las cirugías a
pacientes con dolor severo en las rodillas (por artrosis). El doctor Bruce
Moseley era el cirujano encargado del proyecto y lo que pretendía era saber qué
parte de la cirugía era la que causaba más alivio a sus pacientes. Moseley
trató el cartílago dañado en uno de los grupos. En otro, limpió la articulación
de la rodilla para eliminar cualquier material que pudiera estar causando la respuesta
inflamatoria. Ambos tratamientos constituyen el tratamiento estándar en esta
patología tan común. El tercer grupo recibió una cirugía placebo, ya que una
vez que el paciente estaba sedado, Moseley hacía las tres incisiones de rigor y
después hablaba y actuaba como solía hacerlo durante las intervenciones
quirúrgicas reales. Incluso metía las manos en suero salino para imitar el
ruido producido al limpiar la articulación. Tras cuarenta minutos, Moseley
cosía las incisiones como hacía rutinariamente en la cirugía activa.
Los resultados
fueron sorprendentes, ya que la mejoría se experimentó, no solo en los
pacientes sometidos a cirugía normal, sino en los que experimentaron la cirugía
placebo
Pero lo que
más me ha chocado de la entrevista a Fabricio Benedetti
(http://ilevolucionista.blogspot.com.es/2016/05/efecto-placebo-y-evolucion-entrevista.html),
es su descripción de un efecto placebo dopante que describe así:
Antes de una
competición administramos un fármaco que reduzca el dolor, por ejemplo morfina,
en varias ocasiones a un atleta. El atleta hace un condicionamiento a este
fármaco. El día de la prueba, pongamos una maratón, se le administra en el
mismo ambiente, con la misma jeringuilla, etc, un placebo. Sabemos que el
efecto placebo activa la vía pide en el cerebro y hace segregar endorfinas, de
manera que el atleta va a mostrar mayor resistencia al dolor durante la prueba.
La ventaja evidente es que ningún test de detección de sustancias ilegales va a
encontrar nada anormal en la sangre del paciente.
Curioso ¿No?
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