Ácido Linoleico Conjugado (CLA)
La alimentación a la que estábamos acostumbrados durante
miles de años, derivaba de la carne de caza de animales salvajes, pescado y
marisco, insectos, bayas, frutas salvajes etc Cuando nos hicimos agricultores y
ganaderos comenzamos a alimentarnos de carne de rumiantes en los que la grasa
insaturada de la ración se hidroliza rápidamente en el rúmen y los ácidos
grasos insaturados liberados son hidrogenados por los microorganismos presentes
en él, de aquí que los rumiantes absorban principalmente ácidos grasos
saturados. Por ello, precisamente la grasa de los depósitos corporales de los
rumiantes es fundamentalmente grasa saturada, cualquiera que sea la composición
lipídica de la ración y, ahora sabemos sin ningún género de dudas, que la
excesiva ingesta de ese tipo de grasa (saturada) está relacionada con las
enfermedades cardiovasculares en el hombre actual.
Por otro lado, la gran mayoría de los ácidos grasos que se
encuentran naturalmente poseen isomería cis, sin embargo en nuestra dieta
habitual consumimos una pequeña porción (1g a 7g/día) de ácidos grasos con
isomería trans. Los ácidos grasos trans se forman en el proceso de
hidrogenación que se realiza, en la industria, sobre las grasas con el fin de
solidificarlas, para utilizarlas en diferentes alimentos. Un ejemplo de ello es
la solidificación del aceite vegetal, líquido, para la fabricación de
margarina. La industria los utiliza porque promueve la frescura, le da textura
y mejora la estabilidad.
Sin embargo, el organismo no está preparado para este tipo
de manipulación artificial y reacciona frente a ellos considerándolos grasas
saturadas, por lo que los efectos sobre la salud son claramente negativos. Sin
embargo, parece que algunos de estos isómeros pueden tener efectos beneficiosos
en la nutrición y salud humana. Este es el caso de ácido linoleico conjugado
(ALC) con isomería trans. En los rumiantes, cuando la biohidrogenación no es completa,
“escapan” del rúmen este tipo de ácidos grasos trans (ALC), que se absorbe en
el resto del tracto gastro-entérico y pasa a la circulación general,
distribuyéndose por toda la grasa tisular y por la leche, en donde puede
alcanzar hasta un 0,65% de los lípidos totales
Ácido Linoleico Conjugado (CLA) y actividad deportiva
Desde que se conocieran los primeros trabajos en los que se
observó que los animales de experimentación que tomaban una dieta rica en ácido
linoleico conjugado, disminuían su masa grasa (DeLany JP et al., 2000), los
especialistas en nutrición deportiva comenzaron a estudiar el posible efecto en
deportistas.
Aunque inicialmente el supuesto de partida fue la reducción
de grasa y su aplicación en deportes de combate (con categorías por pesos) o en
aquéllos en los que el peso total es determinante, como la gimnasia, sin
embargo, la aplicación ha sido mucho mayor en los practicantes de deportes de
fondo y, en la actualidad, como coadyuvante en el tratamiento de las lesiones
crónicas de tendones y músculos.
El paralelismo bioquímico entre dos sustancias, la
l-carnitina y el ácido linoleico conjugado es muy interesante. La L-carnitina
es un péptido indispensable para que penetren los ácidos grasos de cadena larga
en las mitocondrias de las células, en donde con posterioridad se oxidarán,
dando la energía que utilizará el músculo en su contracción lenta y sostenida
en los deportes de fondo.
El CLA (término que describe un colectivo de isómeros del
ácido linoleico) aumenta el contenido de grasa intramuscular, así como el CPT-I
(un transportador a base de carnitina). Estas acciones son muy deseadas en
deportistas de fondo, a los que se les conoce en el argot deportivo como “patas
negras”, ya que la poca grasa que tienen, está en forma de gotitas
intramusculares (como el conocido jamón de jabugo).
El uso de L-carnitina en deportistas ha sido muy controvertido,
ya que su ingesta no ha mejorado las pruebas realizadas en laboratorio, sin
embargo, su utilización entre los deportistas es muy popular (Brass EP 2004).
Ahora sabemos que no es el aporte de l-carnitina lo que importa, sino el
momento (la fase del entrenamiento) en que lo ingiere el deportista. El uso de
l-carnitina durante los períodos de entrenamiento de “cantidad” (tipo de
entrenamientos en los que predomina el número de kilómetros sobre la
“intensidad” del esfuerzo), aumenta la pérdida de glucógeno muscular (efecto
indeseable) lo que “entrena” al organismo para utilizar más las grasas como
sustrato energético cuando la sustancia no se toma (períodos de entrenamiento
de “calidad” y competición).
Parece que el CLA tendría una acción similar (Demizieux L et
al., 2002), de modo que su ingesta en ciertos períodos de entrenamiento podría
ser una manera eficaz de obligar al organismo a trabajar en condiciones
“extra”, lo que provocaría un mejor rendimiento en la competición. Por otro
lado, el aumento de la insulina plasmática que parece inducir el CLA (West DB
et al., 1998), es muy interesante para el deportista, ya que la insulina ejerce
un efecto favorable en la síntesis de proteína muscular (la insulina es
utilizada por algunos deportistas, aunque está incluida entre las sustancias
dopantes).
Finalmente, la ingesta a largo plazo de CLA altera la
composición de los fosfolípidos de la membrana celular modulando la producción
de la prostaglandina PGE2 en interacción con los ácidos grasos n3 y n6 (también
tomados en la dieta) (Li Y et al., 1999), lo que le convierte en objetivo del
tratamiento de las lesiones crónicas derivadas de la sobrecarga deportiva
(tendinitis).
Sin embargo, la European Food Safety Authority, en un
informe (http://www.efsa.europa.eu/en/efsajournal/pub/2700.htm?WT.mc_id=EFSAHL01&emt=1)
recién presentado, concluye que la seguridad de los productos que hay en el
mercado con este tipo de ácido graso (Clarinol ® y Tonalin ® TG 80), se ha
establecido para los usos propuestos y las dosis diarias (3,75 g Clarinol ® y
4,5 g Tonalin ® TG 80 que corresponde a aproximadamente 3 g de CLA y 3,5,
respectivamente) hasta a seis meses. La seguridad del consumo de CLA durante
períodos más largos de seis meses no se ha establecido en las condiciones de
uso propuestas. La seguridad del consumo de CLA por los sujetos diabéticos tipo
2 no se ha establecido.
Hay que tener prudencia en su consumo y no alargarlo más
allá de ese margen de seguridad de seis meses.
BIBLIOGRAFÍA
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