¿Libre albedrío?
¿Está
en un supermercado y ha decidido comprar un lácteo? ¿Se ha decidido ya o se va
a plantear las distintas alternativas?
Será
leche de vaca o un sustitutivo como la leche de soja o avena o alpiste…
Será
entera, semidesnatada o desnatada…
Será
leche sola o tendrá características de alimento funcional (llevará añadidos
como vitaminas, minerales ácidos grasos, fibra etc)
¿Ha
pensado que es mejor que lleve ácidos grasos Omega3?
¿Piensa
que es preferible que sea una leche con esteroles?
¿Se
considera una persona bien informada para conocer las diferentes
características de todos esos productos?
¿Piensa
que la publicidad no le influirá y que comprará el producto que elija
libremente?
Pues
lea con atención:
1) La música del centro comercial
no es aleatoria y está muy estudiada para influir en su estado de ánimo
2) La posición en los estantes, la
cantidad, el lugar etc, también lo está (incluso en algunas cadenas se alquila
el espacio y la empresa paga por poner el producto a determinada altura etc)
3) Lo que llevan los lácteos no lo ha
decidido el departamento de investigación y desarrollo de la empresa, sino
marketing, que es el que tras sondear el mercado decide qué quiere el
consumidor (se llama demanda del mercado).
4) Una vez marketing decide que se
haga leche con omega3, I+D estudia técnicamente el proceso y establece el ácido
graso omega 3 que puede llevar y la tecnología a aplicar, pero entonces vuelve
a intervenir otro criterio que es el de conseguir un precio que sea
competitivo, para lo cual se puede adquirir un omega3 poco biodisponible pero
que cumple su función de entrar en el etiquetado (a la empresa no le importa
que sea o no efectivo, y el consumidor no tiene información para discernirlo).
5) Una vez el lácteo tiene
determinadas propiedades (en teoría), se solicita un estudio o investigación a
una universidad determinada (generalmente una que no sea demasiado escrupulosa
con la investigación, o con investigadores manipulables, o se compra la
universidad, todo depende del tamaño de la empresa).
6) Una vez obtenidos los resultados
(siempre favorables al producto), se pasa a publicidad, en donde se le da el
baño final y se ponen frases como “ayuda a mantener la inmunidad” o “mejora el
tránsito intestinal” o similares.
¿Todavía
cree que está comprando con libre albedrío? ¿No será que le van guiando ese
libre albedrío al lugar en donde usted cree ejercerlo y a ellos les interesa?
¿Las
autoridades? Jajaja.
Las normas de etiquetado van retrasadas años con relación a
la investigación y a la tecnología de alimentos. La Unión Europea estableció
las alegaciones de salud como un sistema objetivo de evaluación de lo que las
empresas podrían decir referente a dichas alegaciones después de demostrarlas
científicamente. Con ello se pretendía evitar decir que un probiótico mejora el
sistema inmunitario. Una idea buena, pero con un final no previsto, ya que
ahora las empresas dicen que “ayuda a mantener el sistema inmunitario” (sutil
diferencia que no conoce el consumidor). O bien, incluyen un elemento que ha
conseguido dicha alegación, como la vitamina B6 y ya tienen todo el producto
catalogado.
Hecha
le Ley, hecha la trampa.
Por
cierto, he hablado de la leche, pero podría hablar de cualquier otro producto alimenticio.
Comentarios
Es fácil alimentarse, pero es muy difícil nutrirse.