Aclaremos algunos conceptos
Me pregunta
un lector por mi opinión acerca de la isodieta, que tengo que reconocer que ni
siquiera la conocía. Me pongo a investigar y veo que el mundo este de las
dietas milagro no deja de sorprenderme. Se trata de un tipo de alimentación en
la que solo se consideran macronutrientes las grasas y proteínas dejando los
carbohidratos de lado hasta el punto de no ingerir frutas y verduras en
absoluto.
No es que
merezca la pena un comentario siquiera, semejante desatino, pero sí me sirve
para reflexionar sobre una idea que está en mente de muchos ahora que se habla
de las dietas proteinadas (pronokal) como método para adelgazar.
Mi criterio,
ya lo saben mis lectores, ha sido siempre mirar atrás en la evolución y tratar
de observar los cambios producidos. En este sentido, hay dos cosas que me
producen un cierto desasosiego conceptual. En primer lugar hay algo que se
suele hacer cuando se elabora una dieta para sobrepeso que es contar calorías.
La otra deriva de ese criterio ya que en seguida se percibe que las grasas y
carbohidratos son muy calóricos. Como las grasas dan la palatabilidad, al final
se quitan carbohidratos y se queda todo solucionado. Sin embargo hay un
concepto evolutivo muy importante que hay que tener en cuenta, nuestro
organismo está preparado para hacer un gran esfuerzo con un gran requerimiento
calórico y, en este sentido, la ingesta de carbohidratos es muy importante. Los
seres humanos pertenecen a un grupo de mamíferos que utilizan,
mayoritariamente, ácidos grasos y proteínas como nutrientes, lo que les ha
hecho poco eficientes en el almacenamiento de carbohidratos (apenas nos
permiten energía para un día, mientras que las grasas en depósitos nos permiten
energía para varias semanas). Además, el metabolismo humano es tal, que es
mucho más eficiente en convertir el exceso de proteína en grasa que en hacerlo
con los azúcares a grasa a largo plazo. Estas características se han
desarrollado porque era mucho más común comer un animal muerto periódicamente
que consumir una fuente abundante de hidratos de carbono en una única sesión.
Una
característica de nuestro metabolismo es que nosotros somos el único mamífero
grande que obtiene la mayoría de la energía a través de la absorción y
metabolización de carbohidratos, lo que rara vez produce aumento de tejido
adiposo ya que el metabolismo de carbohidratos está relacionado con la
producción de energía. De esta forma, siempre y cuando las fuentes de proteína
y grasa se ingieran en cantidades modestas, incluso un consumo excesivo de
hidratos de carbono no contribuirá notablemente al depósito de grasa. Ahora
bien, cuando se cumplen los requerimientos energéticos (generalmente por una
actividad física muy baja), con los carbohidratos y además, se consumen
proteínas y grasas, éstos macronutrientes se convertirán en triglicéridos
llevando a un almacenamiento en tejido adiposo y a obesidad. Esto se debe, en
parte, a que no hay depósito para almacenar proteínas como fuente regular de
energía y los aminoácidos se desaminan y se convierten en grasas.
Son
conceptos que hay que tener muy en cuenta a la hora de forzar rutas metabólicas
para sustituir lo insustituible, que es la actividad física intensa,
restringiendo macronutrientes y pensando que los carbohidratos engordan.
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