Los tiempos están cambiando...
Se
están produciendo cambios profundos en la medicina como para mantenerse en
posiciones, hasta hace poco, muy rigurosas, pero ahora, cuando menos, en clara
controversia. Los años anteriores a la secuenciación del genoma, la medicina se
planteaba en especialidades muy compartimentadas desde la que se observaba la
enfermedad claramente delimitada por aparatos y, en muchos casos, relacionada
con presuntas alteraciones genéticas que, se pensaba, generaban la enfermedad
de forma casi definitiva.
El
tremendo avance que supuso la secuenciación del genoma, se continuó con la
epigenética, demostrándose que el ambiente era clave en la expresión genética.
Ya no era condición suficiente tener un gen defectuoso, sino que, en muchos
casos, se necesitaba un medio ambiente defectuoso que mediara en su expresión.
De
esta forma, se explicaba que la cardiopatía isquémica sea, desconocida entre
las tribus actuales de cazadores y, sin embargo, haya sido la gran pandemia del
siglo XX.
En
este contexto, se tienen ya muchos datos, más allá de indicios potentes, de que
la alteración del microbioma está detrás de un gran número de patologías de
enorme importancia y cuyo tratamiento es difícil y costoso. Los microbios de
nuestro intestino son muy dependientes de nuestra dieta y hábitat y, ahora, se
empieza a entender la gran relación que tienen en su composición y función, con
la inmunidad, alergias, enfermedades autoinmunes y trastornos mentales por
poner algunos ejemplos. Recientemente, se ha demostrado en animales de
experimentación, la inducción de migrañas cambiando el tipo de microbios de la
boca (microbiota oral).
El ser
humano actual ha mejorado enormemente la seguridad de su dieta (la seguridad
alimentaria en los países de nuestro entorno es enorme), sin embargo, se
consumen alimentos procesados, grasas trans, exceso de carbohidratos y de
calorías en su conjunto, y todo ello, en un contexto de bajísimo nivel de
ejercicio físico frente al habitual en la evolución de nuestra especie.
Con
este panorama, ya no se pueden mantener programas obsoletos de enseñanza de la
medicina en facultades y hospitales. Los profesores no pueden mantener ideas
contrastadas por consensos y guías médicas que se quedan obsoletos. Es el
momento de ser impulsivos y bucear en las nuevas aportaciones y nuevas
tecnologías. Aunque haya colegas que nos tachen de aventureros, hay que abrir
la mente e incluir la medicina evolucionista, los conocimientos de la medicina
del deporte y de la nutrición basada en la dieta ancestral. Es el momento de
concienciar al paciente de que el cambio de hábitos de vida, incluir el
ejercicio físico y una dieta exenta de alimentos que favorecen una microbiota
extraña a nuestra especie, puede ser más serio y riguroso que recetar tan solo
un fármaco muy bien defendido por una industria que ha establecido una red de
tratamiento, en la que el médico y el propio paciente se convierten en esclavos
de la receta.
Cuando
viene un paciente a mi consulta, sabe que saldrá con muchos cambios de vida y
pocos fármacos. Quizás se me pueda llamar extremista, pero en un debate a nivel
científico, no se me rebate tan fácilmente. Al final todo queda en que la
medicina tiene sus tiempos, pero es que los tiempos están cambiando
….vuestro viejo camino se está
haciendo viejo rápidamente
por favor, apartaos del nuevo
si no podéis echar una mano
porque los tiempos están cambiando…
haciendo viejo rápidamente
por favor, apartaos del nuevo
si no podéis echar una mano
porque los tiempos están cambiando…
Bob Dylan
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