Ayudando al deportista de alto rendimiento
En todos los años dedicados a la
medicina del deporte, hemos tenido pocos cambios en cuanto a la aplicación
práctica de nuestros esfuerzos para ayudar a los entrenadores y a los
deportistas en su búsqueda del máximo rendimiento. En el área de salud, sí que
hemos avanzado muchísimo, de modo que hoy día tenemos a nuestra disposición
métodos muy exactos para adelantarnos a problemas que antes derivaban en
patologías importantes al ser incapaces de poder prevenirlas con acierto.
Sin embargo, en el área del
rendimiento, salvo en algunos deportes muy particulares, como el ciclismo, la
medicina deportiva le ha dado pocos elementos de interés al entrenador, que
justificaran los gastos e inconvenientes de la consulta médica continuada (exámenes,
analíticas, pruebas de esfuerzo etc).
Pero esto ha cambiado
drásticamente en los 2 ó 3 últimos años. El avance en las neurociencias, por un
lado, y la genética, por otro, nos han dado dos herramientas que van a marcar
el futuro del deporte de élite.
Por un lado, podemos, por fin,
saber el resultado de la suplementación, dieta y ayudas ergogénicas en el
deportista tratado con sustancias no dopantes (suplementos). Asimismo, podemos
ir siguiendo la evolución de su condición biológica para asegurarnos de que las
alteraciones producidas por el entrenamiento tan exigente hoy día no
significará, ineludiblemente, daño celular, envejecimiento precoz y exposición
a patologías graves en el futuro. Este siempre ha sido el caballo de batalla de
nuestra presunción respecto al carácter no saludable del deporte de alto
rendimiento.
Por otro lado, ya podemos evitar
uno de los factores que han supuesto una disminución de la capacidad
competitiva en grandes atletas que no han sido capaces de demostrar en los
grandes eventos competitivos su estado óptimo de forma. Eran los deportistas
que nos daban un gran rendimiento en las pruebas de esfuerzo y en los test de
campo, pero se derrumbaban en la alta competición.
Pues bien, ahora, las
neurociencias nos permiten mejorar esa adaptación al estrés competitivo y esa
falta de rendimiento en los grandes momentos mediante técnicas de neurofeedback
realizadas en centros especializados. Ya tenemos las herramientas para mejorar
la atención, la capacidad de entrenamiento máximo, el sueño y la ansiedad
necesaria en competición, pero si llegar al extremo del bloqueo. En nuestra
clínica aplicamos un sistema de entrenamiento cerebral basado en el
acondicionamiento de las ondas cerebrales a través de un sencillo dispositivo y
un extraordinario software desarrollado por neurocientíficos del máximo nivel.
En el otro apartado, también
disponemos del estudio telomérico basado en un sencillo análisis de sangre de
donde se extraen los linfocitos en donde se estudia la longitud de los
telómeros que nos indican el nivel de salud de la persona. Se repite este test
una vez al año para ver a qué velocidad se acortan sus telómeros. Por ejemplo,
si la pendiente del gráfico es muy acusada, indica un rápido acortamiento de
los telómeros y por tanto mayor envejecimiento celular y se actúa modificando
el entrenamiento o suplementando con productos que provocan mejor adaptación.
Nos toca vivir una década
absolutamente apasionante y, es un auténtico privilegio, poder ofrecer a los
deportistas desde la consulta de un médico especialista, todo un equipo de
profesionales para conseguir un mejor rendimiento y una óptima salud a largo
plazo. Algo que hasta ahora parecía una contradicción
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