Nutrición en deporte profesional sin suplementación ¿Es posible?



La nutrición aplicada al deporte ha sido una de las áreas de aplicación de los esfuerzos de la medicina del deporte por ayudar a aumentar el rendimiento de los deportistas, que más éxito ha tenido. En los años 70, fisiólogos del ejercicio de Suecia y Finlandia comprobaron que haciendo unas modificaciones en los macronutrientes la semana previa a un test de esfuerzo en esquiadores de fondo, conseguían aumentar su rendimiento en un 12%. Posteriormente, lo que, en principio, eran varios días de dieta sin carbohidratos, seguidos de otros tantos de dieta muy elevada en este macronutriente, en la semana previa a la prueba de fondo, quedó en unos días de comida muy rica en carbohidratos que dio lugar a la cena de “pasta” la noche previa que se hace en muchos maratones populares.




Yo mismo, que leí mi tesis doctoral sobre la dieta en ciclistas profesionales, tuve que adaptar muchos de los criterios puristas, con respecto a los conocimientos de entonces, a una experiencia con deportistas de élite que te daban de bruces con los dogmas de la nutrición de entonces. Levantadores y lanzadores con dietas exageradamente hiperproteicas e insanas (según los criterios de entonces), eran imprescindibles para mantener su rendimiento deportivo. Al mismo tiempo, las chicas de gimnasia rítmica eran penalizadas por sus entrenadoras si sobrepasaban el peso diario exigido por sus preparadores y se sometían a dietas restrictivas hipocalóricas y deficitarias.


Por otro lado, el deporte profesional te golpeaba con la realidad de jugadores jóvenes que vivían fuera del ámbito familiar y vivían a base de comidas preparadas, sin conocimiento nutricional y sin ganas de cambiar sus gustos y hábitos. Llegaban jugadores del baloncesto profesional americano que solo comían patatas fritas y alitas de pollo (Coca Cola y café). Jugadores de fútbol que bebían cerveza e incluso alguno fumaba. Recuerdo el caso de unos tenistas jóvenes que habían fichado en el Club de Tenis y que al rellenar la encuesta nutricional nos chocaron mucho ya que todo eran tapas de bar (no les gustaba la comida del restaurante del Club y comían en la barra, de tapeo).


Algunas anécdotas eran curiosísimas (y las cuento ahora a los alumnos). Recuerdo en el campeonato de España de ciclismo por equipos que nos quedamos campeones. Al día siguiente se disputaba el campeonato de España de fondo, de modo que le dije a la dueña de la pensión en donde estábamos concentrados, que la comida inmediatamente después de la carrera contrarreloj, fuera pasta y ensalada. Pues bien, la señora, sabiendo que habíamos ganado, apareció con unos filetes diciéndonos que los chicos se merecían comer algo en condiciones y si no lo podíamos pagar, era igual, era un regalo por su parte.


También recuerdo la tremenda decepción cuando albergamos el equipo de Taekwondo en el Centro de Alto Rendimiento durante la preparación del campeonato del mundo. Cuando los chicos llegaban dos semanas antes de la competición para “entrar en el peso” con prácticas de saunas, dietas extremas etc.


Con toda esa experiencia de más de treinta y cinco años con deportistas de todos los niveles, cuando ahora leo (con toda la buena voluntad), los mensajes de dietistas calificando la suplementación deportiva como innecesaria cuando la dieta es equilibrada, no puedo por menos que recordar a mis profesores cuando me explicaban que las necesidades de los deportistas no eran distintas de la gente normal, más necesidades calóricas, pues mayor cantidad de macro y micronutrientes con las mismas reglas establecidas por la RDA para el común de la población.


No echemos por tierra decenas de años de investigación y experiencia. Los deportistas de ahora son los cazadores de hace 20.000 años y necesitan una dieta equilibrada a su metabolismo creado en ese éxito evolutivo que supuso para nuestra especie. Nuestra microbiota de sujetos semisedentarios (cuando no de sedentarios totales), con nuestra ingesta deficitaria en muchos micronutrientes y plena de sustancias nuevas (en los alimentos procesados), carente de fibra y exenta de alimentos fermentados y verduras, no es suficiente. Cualquier deportista profesional, lo explicará con claridad: No es posible estar en la alta competición sin el control de expertos en nutrición aplicada al deporte.

Suplementos para deportistas los hay de todo tipo y de todas las marcas. Elegir qué tomar y de quien fiarse es muy delicado y debe ser algo que nos ocupe algo más de tiempo que el impulso de una oferta o el marketing agresivo de una marca. Hay que estudiar la dieta base que sigue el deportista, establecer el tipo de deporte y entrenamientos, horario, momento del ciclo de entreno etc. Una vez definido el suplemento, hay que buscar una marca de absoluta confianza, ya que es un mercado muy competitivo y la materia prima se mezcla y se rebaja para abaratar precios. No nos dejemos influir porque lo recomienda un deportista de fama (ellos no toman el suplemento que publicitan, os lo digo con conocimiento de causa).

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