Una confesión personal
En este escrito de hoy no voy a hablar de ningún producto,
pero voy a hacer una consideración que pienso es de gran importancia para
entender lo que está ocurriendo en el mundo de la suplementación.
En medicina, los buenos médicos son aquéllos que están al día
en las publicaciones científicas, saben ser conservadores en la aplicación de
nuevos tratamientos y se guían, fundamentalmente, por los consensos de su
especialidad y por su experiencia clínica (siendo ésta última de una
importancia vital). Pongamos un ejemplo; un especialista en aparato digestivo
que tiene que tratar a un paciente que requiere una protección gástrica,
utilizará un fármaco que conozca por su experiencia, que sea el establecido por
el consenso de especialistas en digestivo a nivel mundial y que no sea tan
nuevo que pueda provocar reacciones aún desconocidas (mal que le pese al
representante del laboratorio cuyo interés es vender su producto nuevo). ¿Qué pensarían
ustedes, queridos lectores, si les dijera que el tratamiento de ese médico
especialista es cuestionado por el paciente, el representante del laboratorio y
un vecino del paciente que pasaba por allí?
Pues en nuestro trabajo, los médicos del deporte que nos
dedicamos a las ayudas ergogénicas tenemos todo ese intrusismo. Muchos
deportistas toman lo que se les ocurre en función de lo que leen o lo que les
dicen otros compañeros y otros se ponen en manos de profesionales de otras áreas,
bien intencionados, pero carentes de experiencia y conocimiento especializado.
En la actualidad, entras en Internet y lees un blog de
alguien (que con muy buena intención), aplica su leal saber y entender, a la
suplementación y, mediante lecturas en publicaciones científicas, abstract,
cursillos etc, ya tienen una idea clara del tema y se ponen a hablar de la
suplementación del Ironman o de la dieta del jugador de fútbol. Es habitual que
en las revistas se escriba sobre alimentación y suplementación (incluso llega a ser un porcentaje
elevado de su contenido, como ocurre en las revistas de culturistas) y lo
normal es que se explique desde la perspectiva de quien cree que domina el tema (aunque
tenga menos de treinta años y nunca haya sido responsable de la preparación de
un solo atleta olímpico).
Puede parecer un ejercicio de soberbia por mi parte, pero de
verdad que lo escribo desde la perspectiva contraria, es decir, desde la
humildad de quien ha dedicado toda su vida a este tema y siente que todavía le
queda muchísimo por aprender. Después de llevar a decenas de ciclistas
profesionales (Lotus Festina, Kelme, Gurulesa, Once etc.), a diplomas olímpicos
y algún medallista, campeones de España en diversos deportes, equipos
profesionales de Baloncesto y Fútbol sala,… Después de ser consultor del Comité
Olímpico Español y el plan ADO, o de impartir cursos para formar a médicos de
equipos de élite. Después de todo eso, estoy sembrado de dudas y me supone un
ejercicio de responsabilidad establecer cada plan individual de suplementación.
Pues bien, ahora observo, atónito, como se
dogmatiza desde la perspectiva de la falta de experiencia, con
el único aval del inmenso atrevimiento de la juventud. El caso es que miro
hacia atrás y no me veo tan clarividente cuando era más jóven, en fin, quizás
es que siempre he respetado las canas del brujo de la tribu (no me imagino a un
Massai explicando el uso de las plantas medicinales y suplantando al brujo de
la aldea).
Queridos lectores, cada escrito en este blog es un ejercicio
de mi libertad, pero también, y no hay que olvidarlo, es un trozo de mi
experiencia, satisfaciendo el impulso que todos los seres humanos tenemos de
ceder nuestro conocimiento para mejorar el desarrollo de las siguientes generaciones.
No tiene mérito, está en nuestros genes y yo solo sigo la rueda.
Seguiré escribiendo, y dejaré en manos del sentido común del
lector, el juicio comparativo con lo que se escribe y se dice en distintos
foros o medios de comunicación sobre la suplementación en el deportista y, cuando esos criterios no coincidan, espero que sea el mero ejercicio del método científico el que establezca la razón.
Comentarios
Cómo bien comenta, hay que estar informado de lo último y estar con lo penúltimo.