¿Cual será la próxima ayuda ergogénica efectiva?
Si bien el campo de la nutrición
aplicada al deporte ha sufrido una revolución en la última década, en las
ayudas ergogénicas no ha pasado lo mismo. Desde que Per-Olof Astrand me
comentara que iba a publicar estudios que confirmarían la creatina como una
ayuda ergogénica eficaz (me lo dijo en Los Alcázares, en unas Jornadas de
Medicina del Deporte Federativo que organicé cuando estaba en la Comisión
Médica del COE, allá por el año 1994), hasta el presente, apenas han aparecido
suplementos de su eficacia.
Eran años en los que después del
batacazo con la carnitina (el gran componente secreto que me recomendó vivamente
Dragan en 1988), los médicos del deporte estábamos más encaminados a emplear
dietas con sobrecarga de carbohidratos, que a utilizar sustancias con acción
ergogénica. Sin embargo, la creatina se encargó de demostrarnos que el mundo de
la suplementación nos daba armas con un poder suficiente como para cambiar el
rendimiento en el deportista, nuestro gran objetivo de siempre. Nuevas
formulaciones (primero la carnosina y luego su precursor, la beta alanina;
después la leucina y, en general los aminoácidos ramificados y siempre,
bailando entre la prohibición y la autorización, la cafeína).
Sin embargo, el mundo de la
suplementación es enormemente atractivo para las empresas, lo que me hace
sospechar que en sus estudios de marketing, observan un mercado suficientemente
amplio como para arriesgar dinero produciendo nuevas formulaciones y empleando
todo tipo de estrategias para hacérnoslos comprar.
En este sentido, avanzo que el
nuevo mundo de los suplementos caminará por el campo de los probióticos,
intentando codo a codo con cambios en la dieta, adaptar la microbiota
intestinal al nivel de esfuerzo, cada vez mayor, que exige el deporte
competitivo, particularmente los de fondo. De momento, yo estoy recomendando lo
que tenemos, que aunque poco, no deja de ser muy útil. Eliminar carbohidratos
simples y alimentos con transformaciones industriales sospechosas (grasas
trans, lácteos con beta casomorfina 7 etc), aumentar la fibra (el mejor
prebiótico) y los alimentos ricos en hierro absorbible, frutas completas (mejor
que zumos) y, por supuesto, alimentos fermentados (yogur y kéfir, col
fermentada etc). Asimismo, empleo un probiótico que conozco bien y me ofrece
garantías, mientras sigue la investigación y llegamos al idóneo para cada
situación e individuo (http://latiendadehector.com/darmocare-pro)
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