La soledad....
Me encuentro solo y, creo que en
estas fechas, no soy el único que percibe de forma especial la soledad. Pero
este no es un blog de relato de experiencias personales, aunque a veces sea
imposible evitar esa transferencia. ¿En qué afecta la soledad a la salud de las
personas? ¿Y a su rendimiento deportivo?
La vida en sociedad impregna cada
uno de los motivos fundamentales de la existencia humana y desempeña un papel
fundamental en la aptitud evolutiva durante toda la vida. De hecho, nuestro
cerebro se ha conformado tal como está, no para conocer el origen del universo
(lo cual le importa muy poco al propio universo), sino para ser eficaces
transmitiendo información, y para transmitir genes (información), hay que
sobrevivir y para hacerlo, sin ser depredadores eficaces, o nos pasamos el día
comiendo hierba (lo que no permite a largo plazo saber algo de mecánica
cuántica) o cazamos en grupo… Y ahí está el origen de nuestro cerebro, porque
para cazar en grupo tenemos que ser capaces de vivir juntos sin intentar
mordernos a cada descuido.
La evidencia de esta tesis evolutiva
se basa en las modernas investigaciones sobre el desarrollo de nuestro cerebro
que apuntan a que la soledad implica que
se está en un entorno relativamente hostil y no en un entorno socialmente afín
como se reconoce al ambiente tribal ancestral (mucho más acogedor que las
inmensas ciudades de solitarios actuales).
¿Y qué hace exactamente un
entorno hostil? Pues provocar depresión, mala calidad del sueño, alteración de
la función ejecutiva, deterioro cognitivo acelerado, función cardiovascular
desfavorable, alteraciones de la inmunidad, actividad alterada del eje
hipotálamo-hipofiso-suprarrenal y, en
definitiva, un perfil pro-inflamatorio de la expresión génica.
¿Nos suena el carácter
inflamatorio subyacente de muchas enfermedades que actualmente son pandemia?
Por otro lado, la evolución
después del paso a agricultores y ganaderos y el hacinamiento en ciudades
construidas al abrigo de señores de la guerra, generó una mayor protección
frente a las infecciones de transmisión cercana (por contacto), de esta forma,
en entornos socialmente afines la protección contra infecciones víricas se
reveló muy importante, mientras que en entornos hostiles era más importante la
protección contra las bacterias".
Así pues, el patrón de expresión
genética en un entorno solitario disminuye la protección contra infecciones
víricas y puede aumentar la protección contra infecciones bacterianas, pero
esto que parece neutro, encierra dos graves perjuicios, la disminución general
de la inmunidad y la alteración del eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal
aumentando el cortisol y generando un estado general de inflamación de bajo
grado, es decir, tendencia a enfermedades como la obesidad, diabetes 2, estados
depresivos, falta de autoestima etc
¿Y el deporte? Pues que el
carácter grupal de la práctica deportiva junto a los cambios fisiológicos que
produce, son el gran factor que contrarresta esta situación.
Vayamos a correr en grupo, por
tanto
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