Contrastar la fuente, esa es la clave de una buena información
Internet es nuestra fuente de conocimiento, pero también una enorme distribución de bulos y desinformación. Para científicos, profesores, profesionales y entendidos, la divulgación científica es cada vez más accesible (solo en biomedicina se ha multiplicado por 16 entre el año 2000 (7.400 artículos) y 2011 (120.900 artículos) el número de artículos abiertos, es decir, gratuitos, a revistas científicas). Sin embargo, el gran público se ve bombardeado por las pseudociencias, los mitos, las medicinas alternativas y los bulos. Es fácil caer en los extremos, pongamos algunos ejemplos: - Se critica la eficacia de algunas vacunas después del fiasco de la gestión de la pandemia de gripe A por la OMS. En el ámbito científico no hay duda sobre la inmensa mayoría de las vacunas y simplemente se cuestiona la calidad y criterios de empleo de algunas de ellas - Se crean grupos antivacunas cuya desinformación (el autismo se relaciona con vacunas en niños, por