Una publicación importante sobre los omega-3
Un estudio de cohortes realizado en 2.735 estadounidenses
mayores de 65 años a lo largo de 16 años, revela que las personas con altos
niveles de ácidos grasos omega-3 en la sangre, tenían menor riesgo de morir por
cualquier causa, y vivieron un promedio de 2,2 años más que los que tenían
niveles bajos (el riesgo fue un 27% menor de muerte de cualquier tipo, y 35%
menor de muerte por enfermedades cardíacas). Los estudios de cohortes son los
estudios prospectivos clásicos, y se caracterizan por el hecho de que el
planteamiento del estudio se produce con anterioridad al desarrollo de la
enfermedad. A pesar de que se trata de estudios muy costosos, tienen una gran
solidez.
Los investigadores identificaron el ácido docosahexaenoico
(DHA) como el más estrechamente relacionado con un menor riesgo de muerte por
cardiopatía coronaria. El ácido eicosapentaenoico (EPA) estaba fuertemente
vinculado con un menor riesgo de infarto de miocardio no fatal y el docosapentaenoico
(DPA) se asociaba con un menor riesgo de muerte por derrame cerebral.
El único impedimento para aconsejar ingerir pescado de forma más
habitual, es la presencia de metales pesados en los peces de mayor tamaño, lo
que nos vuelve a dar la razón en cuanto a suplementar la dieta habitual con una
fuente fiable de DHA (recordemos que la administración de DHA en forma de éster
etílico incrementa los niveles orgánicos alrededor de un 4% en 10 días
(regresando a los valores previos a su administración en otros 10 días). Para
saturar el plasma con 2 g/día de DHA se necesita ingerirlo diariamente durante
un mes. Para saturar los tejidos se precisa un periodo de ingesta continua de
alrededor de 4 meses.
Nuevamente se publican estudios en los que la ingesta de pescado está
directamente relacionada con mayor supervivencia, mientras que la ingesta de
suplementos de omega-3 no tiene tal relación demostrada. Después de doce años
investigando estos ácidos grasos, creo que una parte importante de las
discrepancias se basa en la forma de suministrar esos ácidos grasos que, no
olvidemos, se ingieren en forma natural, de los fosfolípidos de las grasas de
los peces. Por el contrario, muchas de las formulaciones presentes en los
encapsulados que se adquieren en el comercio, provienen de ésteres etílicos. Por
ello, cuando aconsejo tomar DHA como suplemento, digo la marca concreta de mi
confianza.
En la tienda www.europa21online.com está el DHA en forma de triglicérido,
la forma más biodisponible.
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