Nos echamos del mundial….
En el
artículo anterior me quejaba de la falta de formación técnica de los
comentaristas de fútbol que achacaban a argumentos como el calor, la fatiga
acumulada, el esfuerzo tremendo de jugadores etc, lo que simplemente era falta
de preparación física. Lo malo es que los comentarios respecto a la mala
suerte, el hecho de que el fútbol es un juego y a veces se gana y se pierde
etc, esconden algo mucho más serio, una pésima “forma física” en el momento del
mundial. Decía el general Eisenhower -cuando vió el temporal que se desató el día previsto para el esembarco de Normandía-, que en West Point le habían enseñado que los elementos atmosféricos eran neutrales, pero él siempre los había tenido en contra. Algo así debió pensar Del Bosque el día del partido con Holanda (el calor solo afectaba a los españoles).
Los
futbolistas son los actuales gladiadores, héroes de los niños, objetivo de las
chicas en edad de concebir, envidia del resto de los mortales. Son mitos
vivientes a los que se ensalza hasta el paroxismo y cuyos pensamientos,
actuaciones y forma de vida son objetivo de los medios de comunicación que
saben que así “venden” más. El fútbol se ha convertido en un objetivo de
políticos (no hay más que verlos en las tribunas), en un control de masas (eso
se sabía muy bien en la dictadura) y, también, en la marca de un país.
Ayer, solo
un comentarista era capaz de explicar lo que estaba pasando, me refiero a José
Antonio Camacho, quien con su habitual desparpajo, comentaba que los jugadores
no corrían, no tenían capacidad física. Efectivamente, el equipo español es un
conjunto de jugadores de altísimo nivel (se comentaba que podía ser la
selección de selecciones si se valoraba uno a uno los jugadores), sin embargo,
el conjunto fallaba. ¿Era un problema táctico? ¿Era el calor? ¿Lesiones de fin
de temporada? ¿Nos habían echado mal de ojo? No, tan solo era algo mucho más
sencillo, la táctica y el juego técnico se fundamentan en la preparación
física. De nada sirve a un equipo tener mucha técnica si el otro corre más,
presiona más, aburre, roba balones, desborda por las bandas, entra en oleadas
ante una defensa atónita al no ver bajar a defender a sus delanteros. Ayer era
un poema ver a Iniesta con el balón y no tener un solo compañero desmarcado.
Pero ¿qué
hace un fisiólogo hablando de jugadores de fútbol?
Pues
utilizarlo como argumento para una reflexión más profunda. Si yo le comentaba a
un hijo mío que España no haría nada en el mundial, con el conocimiento que
tenía a través ver los últimos partidos de liga de sus jugadores ¿Es que era
adivino? ¿Cómo es posible que los responsables del equipo no lo supieran? ¿Y
los medios? ¿Son tan ajenos a la opinión de expertos? ¿Cómo es que había tan
triunfalismo esperpéntico en un momento en que debíamos ser mucho más
prudentes?
Es fácil de
conocer la respuesta. Los técnicos solo pueden sacar el máximo provecho de lo
que tienen. Su capacidad de decisión sobre la estrategia de preparación de la
selección nacional, es nula. Los medios compran para vender y necesitan decir
que tienen “un buen producto”, para eso están decenas de comentaristas
elocuentes y expresivos. Al final, nos venden un producto en mal estado y, como
ocurre en estos casos, cuando vas a quejarte, nadie es responsable. Pero no es
de fútbol de lo que quería hablar, mi intención es extrapolar lo que ocurrió
ayer al resto del deporte en España.
Hace años
nos vimos inmersos en la preparación de una Olimpíada y al reto, respondió el
equipo responsable de entonces (políticos, empresas públicas e instituciones),
con decisión y buen criterio. Se creó el plan de ayuda al deporte olímpico
(ADO) con el criterio de conseguir que Barcelona 92 fuera, no solo un éxito de
organización, sino un éxito deportivo y la plataforma para cambiar el deporte
en España. ¿Qué se hizo? Crear un equipo con los mejores asesores técnicos,
traer a los entrenadores y médicos del deporte mejores del mundo para aprender
de ellos, dotar de becas a deportistas que podían tener medalla… Lo sé porque a
mí me tocó vivir toda esa preparación.
Ese fue el
pistoletazo de salida que situó el deporte en España en los máximos niveles en
todas las disciplinas en los años siguientes. Se crearon Facultades de
Educación Física y se formaron profesionales muy cualificados, se elevó el
nivel técnico de entrenadores, preparadores físicos y tácticos…. Hemos vivido
de esas rentas hasta hace muy pocos años, pero ¡ojo!, esta situación de apoyo y
empuje se agotó hace tiempo y ahora empezamos a asistir a la caída
Lo malo en
este momento es que tenemos una persona gravemente enferma y los familiares
(los responsables de gobernar) han llamado a curanderos. Los médicos (que son
los que podrían curar a ese enfermo), estorban y cuanto más saben, más se
desconfía de ellos.
En este momento se ensalza a los mediocres, se carece de
iniciativa y de ideas y, encima, se prescinde de los expertos. ¿Por qué?
Sencillamente porque las soluciones que proponen no son del gusto de los
responsables. Tenemos Direcciones Generales de Deportes, cuya función es
gestionar subvenciones, manejar papeles, controlar instalaciones, y todo en un
momento en que los cambios sociales exigen creatividad “nuevas ideas”. No
necesitamos gestionar deporte competitivo, y menos aún intervenir ni
subvencionar el deporte profesional. En este momento tenemos una pandemia de
sobrepeso y nos vamos a hundir en las patologías creadas por nosotros mismos y
nuestra forma de vivir. Se necesitan Direcciones Generales de Actividad Física;
hay que pedir opiniones, ser creativos, generar tormentas de ideas hasta dar
con fórmulas efectivas, justo lo que no hacen. Ahora prima la mediocridad y la
prepotencia, fórmulas que conducen a fracasar a medio plazo. No hace falta ser
adivino, solo se necesita tener unos cuantos años y un poco de experiencia.
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