El temido "sobreentrenamiento"



A veces un exceso de celo, la insuficiente adaptación al entrenamiento programado o una mala planificación, desemboca en un estado de “baja forma” con pésimas sensaciones y malos resultados en los test de campo rutinarios. En estas circunstancias es habitual que el preparador te envíe al deportista para que hagas el diagnóstico entre un simple exceso de trabajo (Overreaching) y un estado real de sobreentrenamiento (Overtraining). Esa diferencia no es solo conceptual, sino que implica emplear una estrategia muy diferente para devolver al deportista a su estado de forma inicial. Mientras que en el estado pasado de forma, la solución es tan simple como disminuir la carga de entrenamiento y dar un intervalo de descanso mayor en el microciclo en el que se esté, el sobreentrenamiento conlleva cambios fisiológicos que obligan a una estrategia de largo plazo (incluso meses) hasta regresar al estado de forma previo, modificando mesociclos e incluso alterando todo el macrociclo de entrenamiento.



Sabemos que en los estados de sobreentrenamiento, disminuye el cociente testosterona libre/ligada, por lo que disminuye la testosterona activa y, asimismo, disminuye el cociente testosterona/cortisol.

También, en casos de sobreentrenamiento, el cortisol basal está elevado, lo que incide en el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenales.

Por cierto, parece que en los casos antes mencionados de sobreentrenamiento disminuyen las endorfinas, lo que puede justificar parte de las “malas sensaciones” que se tienen en esas circunstancias.








Testosterona y cortisol son dos hormonas habitualmente empleadas como reflejo del metabolismo anabólico y catabólico respectivamente, así como marcadores potenciales del estrés fisiológico asociado al entrenamiento, pero la relación de estas hormonas y el rendimiento o el estado de fatiga es aún, confusa, y debe hacerse con cautela. La ratio testosterona/cortisol se ha utilizado como indicador del equilibrio anabólico-catabólico en períodos de estrés, este parámetro normalmente varía en relación a la fatiga y ha sido propuesto para regular la intensidad del entrenamiento



 En 1986, unos autores de la universidad de Helsinki (Adlercreutz y col.), propusieron que descensos de la ratio testosterona libre / cortisol superiores a un 30% respecto a los valores basales o, simplemente, valores inferiores a 35x10-5, podrían señalar sobreentrenamiento. Hipotéticamente, su disminución indicaría un predominio de los procesos catabólicos, pudiendo conllevar reducción del rendimiento, mientras que el aumento, señalaría a los procesos anabólicos como preponderantes.



Pues bien, este artículo supuso el pistoletazo de partida para diagnosticar estados de sobreentrenamiento, mediante la determinación analítica de ambas hormonas. Sin embargo, en la práctica, el resultado se mostró dispar y poco concluyente, de hecho, posteriormente, autores como Fry y Kraemer (en 1997) tacharon esta conclusión de excesivamente simplista, considerando que, en el mejor de los casos, este parámetro solo podía considerarse como una medida "indirecta" del estado anabólico-catabólico del músculo esquelético. Posteriormente, diversos autores insistieron en mostrarse en desacuerdo en relacionar la ratio testosterona libre / cortisol, con el rendimiento, comunicando que en un estudio de la hipertrofia muscular en ratas, se llegó a concluir que éste parámetro ni siquiera indicaba el estado metabólico real.



Aunque se ha pensado que las divergencias de resultados y opinión podían deberse a que  algunas investigaciones han empleado la testosterona total y en otras la testosterona libre, el hecho es que no ha habido forma de asegurar que la relación analítica de ambas hormonas era un parámetro adecuado y suficiente para asegurar el diagnóstico. En cualquier caso, el descenso de este cociente normalmente se ha atribuído a un incremento del cortisol, aunque también se han observado descensos de hasta un 35% de testosterona junto a incrementos del 30% de cortisol en corredores de fondo sobreentrenados. El motivo de la disminución de la relación testosterona / cortisol, en relación al ejercicio, podría deberse tanto a aumentos de la intensidad, del volumen o de ambos.



A este respecto, hace algunos años, Fry y Kraemer publicaron en la revista Sports Med. Un completo y documentado artículo, que recomiendo, sobre las respuestas neuroendocrinas al sobreentrenamiento. En él se criticaba de forma muy rigurosa, el criterio usado por muchos entrenadores de deportistas de élite


Fry AC, Kraemer WJ. Resistance exercise overtraining and overreaching. Neuroendocrine responses. Sports Med. 1997 Feb;23(2):106-29. Review.



Actualmente, nos mantenemos, por tanto, en la observación clínica del deportista valorando métodos analíticos (como la citada relación hormonal), observaciones subjetivas (insomnio, irritabilidad..), manifestaciones fisiológicas (mayor nivel de pulsaciones en reposo, estado anormal del hierro, etc) e incluso pruebas de esfuerzo con gases respiratorios para valorar cambios en el umbral y en parámetros como equivalente de oxígeno o cociente respiratorio.

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