La medicina del deporte de precisión, está a años luz de la que se aplica en el fútbol

El  mundo del fútbol es muy decepcionante desde la perspectiva de la medicina del deporte. Siendo un deporte cuya pantalla social es enorme y se muestra como referente en todas las áreas (basta con observar la repercusión social que tiene una opinión de un entrenador o jugador), su nivel interno de aplicación de las ciencias del deporte es muy decepcionante.

Un preparador físico del máximo nivel, en su tiempo, Carlos Álvarez del Villar, buen amigo, me comentaba que cuando fue preparador de la Selección Nacional, tuvo que modificar toda la planificación del entrenamiento que se hacía hasta entonces, y adaptar lo que en atletismo era habitual, llegando a multar a jugadores que se quedaban detrás de él en los ejercicios de carrera continua (no aguantaban).

Posteriormente llegó el sistema de entrenamiento serio y riguroso, impuesto por el “fútbol total”, practicado por equipos del Este de Europa bien entrenados y que recorrían el campo una y otra vez en funciones mixtas (hasta ese momento, el delantero se quedaba descansando cuando el balón iba a la defensa). Sobra decir, que en ese momento la medicina del deporte no se aplicaba al fútbol, siendo, de hecho, la totalidad de médicos de equipos de fútbol, traumatólogos, dedicados a recomponer las lesiones y devolver al futbolista al terreno de juego.

Años después, ya es corriente observar cómo se realizan exploraciones completas a los jugadores, incluyendo ecocardiogramas y pruebas de esfuerzo y, a veces, exploraciones más complejas en casos dudosos, sobre todo a raíz del fallecimiento en los campos de fútbol, de jugadores emblemáticos.

Sin embargo, el tema de la nutrición y las ayudas ergogénicas, sigue siendo un campo sin apenas acción seria, salvando casos puntuales de médicos que se han llegado a hacer famosos por los batidos del descanso (como en el Betis). Apenas ha llegado el rigor y la experiencia que hemos alcanzado en otros deportes, como el ciclismo o el atletismo.

Ahora, me choca sobre manera, que jugadores con un perfil económico de enorme potencial, apenas se beneficien de los logros de la nutrición deportiva y de las ayudas ergogénicas, no ya tanto por su salud después de dejar el fútbol (cosa que por lo visto no les preocupa en absoluto a los deportistas y mucho menos a los directivos del los clubes), sino por la propia previsión de rendimiento que sigue siendo un misterio para todos ellos cuando, en realidad, ya lo estamos aplicando en otros muchos deportes.


Un ejemplo muy actual que realizamos en mi consulta, es la medición de la longitud de los telómeros y el seguimiento a lo largo de la vida deportiva adaptando la dieta y los complementos en función de los resultados de las diversas analíticas que vamos efectuando.

Los telómeros son estructuras de ADN y proteínas al final de los cromosomas las cuales consisten en repeticiones de secuencias de ADN. La principal función de los telómeros es proteger a los cromosomas de la fusión y degradación. Durante la replicación celular, la enzima DNA polimerasa es incapaz de replicar las terminaciones cromosómicas. Por esto los telómeros se van acortado en cada división celular. Cuando los telómeros alcanzan una longitud críticamente corta, la división celular se para y estas células entran en senescencia o comienzan el proceso de apoptosis.

Conocer la longitud telomérica y el ratio de acortamiento de los telómeros sirve para evaluar los riesgos de desarrollar enfermedades relacionadas con la edad, pero en el deportista, nos da pistas muy importantes sobre la modificación que supone el entrenamiento tan elevado, en su organismo y cómo se va mejorando con la complementación que vamos utilizando.

Es sorprendente que deportistas que ganan un dineral, apenas le concedan importancia a técnicas de gran rigor científico, que les pueden ayudar a mejorar en su rendimiento y a mantener sus salud a largo plazo.


Una pena, porque son el escaparate en el que se miran muchos otros deportistas que podrían, al ver a sus ídolos practicarlo, someterse a estas novedosas técnicas médicas que se llaman “medicina personalizada”.

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