¿Qué ha pasado con la publicación del estudio PREDIMED (sobre dieta mediterránea), en la revista The New England Journal of Medicine?
Dieta
mediterránea. Un concepto que sirve, tanto a científicos para entender por qué
el medio ambiente es clave en el enfermar, como a restauradores y empresarios para
defender su negocio y a políticos para dar realce a los hábitos de los
habitantes de sus naciones. Todo son intereses.
¿Qué es la
dieta mediterránea?
Según la
definición de Wikipedia, se conoce como dieta mediterránea al modo de
alimentarse basado en una idealización de algunos patrones dietéticos de los
países mediterráneos, especialmente: España, Portugal, Francia, Italia, Grecia
y Malta.
Llamo la
atención a la palabra “idealización” que tiene el enunciado.
También se
conoce por dieta mediterránea, un estilo de vida en el que se combinan
ingredientes, técnicas y recetas con una vida físicamente activa favorecida por
la bondad del clima
Aquí se
introduce el criterio de que no es solo algo relacionado con un patrón
alimenticio, sino que es todo un “estilo de vida”, en el que abundan los
alimentos de origen vegetal, con recetas que han ido pasando de generación en
generación, y cuyas variantes las encontramos en los diferentes países que
conforman el Mediterráneo.
Por otro
lado, hasta la UNESCO, ha intervenido, inscribiendo la Dieta Mediterránea como
uno de los elementos de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural
Inmaterial de la Humanidad.
¿Y qué
tiene todo esto que ver con la salud?
Pues todo
viene a raíz de un estudio que realizó el epidemiólogo Leland G. Allbaugh e
1953, cuando publicó unos estudios realizados sobre el modo de vida de los
habitantes de la isla de Creta, en donde comparó esta dieta, con la de Grecia y
EE UU. Posteriormente, el fisiólogo norteamericano Ancel Keys, que encabezó un
estudio, en el que aprecio que la incidencia de las enfermedades coronarias era
menor en las zonas rurales del sur de Europa y en Japón. Sospecharon que había
un factor protector en el estilo de vida, que etiquetaron como "manera
mediterránea" (mediterranean way). Describieron este estilo de vida como
"muy activo físicamente (por la escasa mecanización del agro), frugal, y
con una ingestión predominante de productos vegetales y reducida en productos
de origen animal". La posterior difusión de sus resultados asimiló el
concepto de "estilo mediterráneo" con el de "dieta
mediterránea".
Llamo la
atención sobre varios puntos:
1) Lo que inicialmente se entendió como un modo de vida saludable,
posteriormente, se ha circunscrito a un tipo de dieta: Dieta mediterránea
2) Muchos de los componentes de la dieta Mediterránea provienen
de sitios muy lejanos en el mundo. Por ejemplo, de Oceanía proviene el azúcar y
otro tipo de especias. Desde África llegaron las frutas y también los dátiles.
Del continente asiático se han incorporado los cereales, muchas verduras y
también las legumbres. Finalmente desde América nos llegaron la patata, el
tomate, el café o el maíz.
3) En los primeros estudios sobre la llamada “vía Cretense o
Mediterránea”, el intenso ejercicio físico (medio agrario de postguerra), y la
baja ingesta calórica, eran tanto o más importantes que el tipo de dieta
seguida por estos pueblos
Una vez
centrado el interés de los epidemiólogos en el concepto dieta mediterránea, los
clínicos encontraron numerosos beneficiosos encontrados para el patrón de dieta
mediterránea tradicional: aumento de la supervivencia, prevención
cardiovascular, del cáncer, de la diabetes, del deterioro cognitivo y de la
depresión.
Pronto se
sumó el interés de los restauradores, promocionando la dieta mediterránea
dentro de sus características de comida saludable y, rápidamente, los políticos
terminaron la fiesta al conseguir que, en 2010, fuera declarada Patrimonio
Cultural Inmaterial de la Humanidad por los Gobiernos de España, Grecia, Italia
y Marruecos.
Y ya
tenemos el pupurri montado. Las empresas montan un Patronato y ayudan a poner en
marcha la Fundación de la Dieta Mediterránea, y ya está todo el tinglado completo.
Solo faltaba darle el punto de investigación y ahí es donde aparece la Red
PREDIMED (RD 06/0045) coordinada desde la Universidad de Navarra entre
2006 y 2013 y que hizo posible la realización del ensayo PREDIMED, en donde
están involucrados más de 90 investigadores españoles.
El ensayo
PREDIMED (PREvención con DIeta MEDiterránea) fue el estudio de mayor
envergadura que se ha realizado sobre nutrición en Europa. Se trató de un gran
ensayo clínico con asignación a tres intervenciones dietéticas diferentes en
personas con alto riesgo cardiovascular. Participaron 7447 voluntarios con un
alto riesgo cardiovascular con el objetivo principal de averiguar si la Dieta
Mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos
evitaba la aparición de enfermedades cardiovasculares (muerte de origen
cardiovascular, infarto de miocardio y/o accidente vascular cerebral), en
comparación con una dieta baja en grasa.
Todo perfecto,
pero no olvidemos que el edificio se cimentó en unos pilares incompletos. La
dieta mediterránea es una parte del estilo de vida mediterráneo de unos pueblos
en un contexto histórico y cultural. Ya no hay estilo de vida mediterráneo y,
por supuesto, esta debilidad ha sido aprovechada para sostener que hay una “dieta
atlántica”, con su Fundación (https://www.fundaciondietatlantica.com/historia.php),
Patronato etc. Recogiendo todos los beneficios de la dieta mediterránea, pero en
el contexto de la vertiente cantábrica.
Por otro
lado, el intento de exportar la dieta mediterránea a otros países del ámbito
anglosajón y, particularmente a EEUU en donde tuvo mucha incidencia la
publicación de Keys del siglo pasado, ha generado la crítica y la contestación
desde el ámbito del negocio (primero el dinero y después, todos detrás, claro).
Y a todo esto,
la investigación en España, el corporativismo y la endogamia de las
instituciones y universidades, repartiéndose el pastel investigador y
potenciando un edificio con pilares de barro. PREDIMED recibe una fuerte
asignación de recursos y se empiezan a generar resultados. La primera
publicación es en 2013, en “The New England Journal of
Medicine”, una revista de alto nivel. Pero nadie esperaba que un
anestesiólogo del Reino Unido (John Carlisle, del Torbay
Hospital) con un historial de denunciar investigación fraudulenta, la
incluyera entre las publicaciones objeto de su revisión particular. Y llegó la
denuncia de que existían errores en la aleatorización del estudio de PREDIMED y
planteó inquietudes en torno a distribuciones de datos iniciales.
Los editores
actuaron rápidamente y ayudaron a los investigadores a realizar una revisión
exhaustiva de los procedimientos de aleatorización en cada uno de los 11 nodos
de reclutamiento de PREDIMED y acometer multitud de nuevos análisis
estadísticos.
Durante
este proceso de revisión, los investigadores de PREDIMED, identificaron pequeñas
desviaciones del protocolo en los procedimientos de asignación y llevaron a
cabo nuevos análisis estadísticos. Posteriormente, los investigadores
solicitaron la retirada de la publicación anterior y la publicación de un nuevo
artículo que describiese con todo detalle estos asuntos.
El nuevo
artículo se publicó, de nuevo, en la misma revista, este año, con nuevos análisis
que resultaron ser consistentes con las conclusiones originales de que las
intervenciones con dieta mediterránea enriquecidas bien con aceite de oliva
virgen extra o bien con frutos secos se asociaron con una reducción de
aproximadamente el 30% del riesgo de enfermedad cardiovascular en comparación
con la dieta del grupo control (baja en grasa).
Según
PREDIMED, la nueva publicación proporciona argumentos convincentes y nuevos
datos que confirman las conclusiones y que estas imperfecciones o desviaciones
del protocolo no tuvieron ningún impacto sustancial en los resultados.
Pero hay
un corolario importante. Los errores en el estudio y la puesta en evidencia por
parte de un analista que obligaron a retirar la publicación y corregirla para
re-publicarla de nuevo, se han dado por zanjados y todo ha vuelto a la
normalidad en nuestro país. Estarán contentos los medios investigadores
convencionales, pero en EEUU y para la revista implicada, el tema no ha pasado
inadvertido. En EEUU, ya tienen un argumento contra la dieta mediterránea (al
menos hay dudas, dicen, ya que las publicaciones no son de fiar…).
Para la
revista NEJM, el análisis subsiguiente que hicieron los autores de sus datos y
procedimientos de aleatorización identificó desviaciones de protocolo,
incluyendo el reclutamiento de participantes que no fueron aleatorizados. Por
consiguiente, los autores retractaron su artículo original. La revista científica
ahora ha publicado su nuevo informe del estudio, que describe las desviaciones
del protocolo y refiere el reanálisis de los datos de los estudios".
"Mezclar
'desviación estándar' y 'error estándar' son errores muy menores, similares a
los tipográficos, y fueron realizados por los autores", dijo a Medscape
Jennifer Zeis, gerente de comunicaciones y relaciones públicas en NEJM.
Nuestra
falta de autocrítica en el ámbito universitario e investigador español, nos
impide ir al fondo de la cuestión y revisar conceptos y criterios. Pero no, no
lo haremos. Justificaremos lo hecho, diremos que son errores menores y que la
base sigue siendo válida, pero nos olvidaremos de que la dieta mediterránea ya
no la siguen nuestros hijos, y que el ejercicio físico intenso y el aporte calórico
adecuado (sin pasarse), son claves en el “estilo de vida mediterráneo” que
analizó Keys.
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