El deporte de alto rendimiento es otra cosa....
Ayer le comentaba a un
paciente que la nutrición humana ha aprendido mucho de las experiencias en la
dieta de deportistas y las ayudas ergogénicas en estos veinte últimos años.
Conceptos como la paleo dieta que ahora están de moda, surgieron de la consideración
de que los deportistas eran los actuales cazadores y recolectores, lo que nos
permitió cambiar paradigmas clásicos de la nutrición humana como la
demonización de las grasas y la consideración negativa de las dietas
hiperproteicas.
El hecho constatado por la
experiencia de que los deportistas de alto nivel necesitaban algo más que una
dieta “equilibrada”, hizo que nos planteáramos decenas de cambios (sobrecarga
de carbohidratos, suplementación con vitaminas y minerales, búsqueda de
nutrientes con acciones especiales (creatina, beta alanina…) etc etc.
Tanto se
ha hecho en este campo, que yo suelo decir que es el que más ha avanzado de la
medicina deportiva.
Sin embargo, en este
momento estamos en una situación de puente entre la aplicación de la experiencia
y la individualización de la nutrición aplicada al deporte y las dietas
personalizadas basadas en determinantes genéticos individuales. Es, por tanto,
un momento complicado ya que en este tipo de épocas es cuando existe más
desconcierto de métodos, lo que se aprovecha por la industria para colarnos
centenares de productos milagrosos.
Por otra parte, aparecen
los que niegan todo el tema de las ayudas ergogénicas y consideran que la dieta
equilibrada proporciona todos los nutrientes necesarios. Se trata de un grupo
de bienintencionados pero poco experimentados dietistas que han sido
aleccionados por profesores poco expertos en estos temas. Son jóvenes
defensores estrictos de las publicaciones, metanálisis etc.
Algunos justifican
esta postura extrema basándose en que nuestra dieta ancestral nunca ha tenido
suplementos y los cazadores y recolectores de hace cincuenta mil años eran
mucho más rápidos y fuertes que los atletas de al actualidad. Estudian los
alimentos y buscan en las tablas de composición ajustando nutrientes y
estableciendo comidas equilibradas sin necesidad de ningún otro producto.
Yo pertenecí a este grupo
cuando terminé la carrera de medicina e hice la especialidad y el doctorado, de
hecho, en mi tesis doctoral realizada en ciclistas, fue cuando empecé a darme
cuenta de que había fases que cubrir hasta llegar a la dieta ideal.
En primer lugar, encontré
deportistas de alto nivel que se alimentaban muy mal (algunos jugadores de
baloncesto del equipo profesional que militaba en la liga ACB, tenían encuestas
de alimentación que asombraban). En segundo lugar, había deportistas que
tomaban desayunos penosos y se iban a entrenar sin apenas ingerir proteínas
desde la cena de la noche anterior, o que se alimentaban de tapas de bar
(recuerdo a tenistas de un Club importante de la ciudad). Finalmente,
encontraba hábitos nefastos, como no tomar sangre, vísceras ni otras fuentes de
hierro absorbible (no toleraban estos alimentos y los tenían excluidos de sus
dietas por completo). Es evidente que este grupo de deportistas se beneficiaban
mucho de una simple recomendación dietética convencional.
Por otro lado, estaban
deportistas que tenían una dieta muy cuidada, pero sin embargo mostraban
déficits específicos y adolecían de disminución del rendimiento achacable a
falta de nutrientes. A este grupo de deportistas y sus dietistas es al que
quiero plantearles una cuestión para que la mediten.
Es verdad que si se come
fruta diariamente (2 ó 3 porciones), verduras, carnes y pescados y demás
alimentos recogidos en la pirámide alimentaria y descritos en la dieta
mediterránea, satisfarán sus necesidades teóricas y no necesitarán suplementos,
pero piensen en los siguiente….
-
La mayor fuente de
polifenoles está en las semillas de las uvas
-
La mayor parte de las
sustancias activas del brócoli se pierden en el proceso de cocción
-
Uno de los constituyentes
más interesantes de la manzana para los deportistas, el ácido ursólico, está en
la piel
-
La mayor fuente de calcio
son las espinas y los huesos que roíamos cuando cazábamos o pescábamos.
-
La vitamina D la
fabricábamos con una alta y continua exposición al sol y a la intemperie.
-
El hierro lo obteníamos de
la sangre (que era el primer alimento de los cazadores) y de moluscos (el
marisqueo típico de nuestra especie en el litoral).
-
Ingeríamos una alta
cantidad de fibra (raíces, plantas…) y teníamos una microbiota muy definida y
altamente relacionada con nuestra inmunidad.
Hay decenas y decenas de
razones para comprender que si uno toma una comida equilibrada según nuestras
tablas de composición de alimentos, es muy probable que no alcance el contenido
adecuado en nutrientes que son indispensables antes esfuerzos intensos y
prolongados.
En este sentido, lo que
hemos ido observando los especialistas a lo largo de años de contacto con deportistas
de élite, es que la manipulación dietética, el uso de suplementos, el
conocimiento de los tiempos de recarga de glucógeno, la regulación al alza de
transportadores, el uso de bebidas y sales de reposición, la capacidad de la
tecnología industrial para ofrecernos proteínas ricas en leucina de rápida
asimilación, o fuentes de ácidos grasos omega3 absorbibles y no oxidados etc
etc eran muy importantes a la hora de mejorar el rendimiento en deportes de
alta exigencia. Recordemos que desde el bocadillo de jamón de Bahamontes en el
Puy-de-Dôme (Tour de Francia; 1959), hasta el bol de recuperación que tienen
preparados los ciclistas cuando llegan a meta en cada etapa en su autobús, hay
un abismo de conocimientos.
Los nutricionistas que
lleven deportistas y piensen que con una dieta equilibrada y los típicos aminoácidos
ramificados o glutamina, tienen suficiente, se pierden un arsenal de
conocimiento que no está en las revistas especializadas ni en las
publicaciones. Recuerden los escépticos lo que he comentado en más de una ocasión,
en el mundo del deporte de alto nivel, los que tienen experiencia no la suelen
compartir ni publicar, y los estudios e investigaciones se hacen con
deportistas de nivel medio (nada que ver con las condiciones reales del alto
rendimiento). Esto no significa que haya que ser pesimista y dejar el mundo del
deporte de exigencia, pero quienes se dediquen a él, mientras ganen
experiencia, deben ser una esponja y absorber todo dejando de lado muchos
dogmas y planteamientos académicos. En este campo, más que en ningún otro, hay
que ser humilde y precavido.
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