El marketing manda.
Hace poco he leído uno de
esos artículos de uno de los autores habituales
de escritos en los que expresa el criterio científico ortodoxo ante multitud de
disparates habituales en los medios acerca de bondades de suplementos,
etiquetados que inducen a engaño etc etc.
Los artículos que más se
leen y generan seguidores son los que defienden posturas más extremistas, a tal
punto que los blogs dedicados a la divulgación científica (midietacojea.com y
otros), tienen tantos adeptos como los que postulan ideas menos rigurosas (como
la americana: foodbabe.com) de éxito impresionante en USA o la estilopaleo.com
más centrada en un tipo específico de enfoque de la dieta humana, y no digamos
los veganos, macrobióticos etc.
Unos y otros reclaman
estudios e investigaciones para su causa y alardean de defender la salud frente
a las dietas poco saludables, con aditivos sospechosos o simplemente
manipuladores y fraudulentos. Todos, a mi juicio, tienen parte de verdad y
parte de fanatismo y voy a explicar por qué con cuatro ejemplos prácticos.
El primero concierne a los
aditivos y su maldad cercana al envenenamiento (es lo que defiende
foodbabe.com) frente a la ciencia segura de los aditivos aprobados por las
autoridades europeas.
Vamos a ver el ejemplo del Glifosfato,
un herbicida que comenzó patentando Monsanto como estrategia para vender soja
transgénica resistente a este herbicida, lo que permitía tratar las
plantaciones eliminando las hierbas no deseadas. La OMS lo declaró de bajo
riesgo para la salud y, de hecho, la Unión Europea concluyó en un informe en
2002 que no había riesgo para la salud (Review
Report for the Active Substance Glyphosate, informe del 21 de enero del
2002).
Hasta
aquí parece claro que los rigurosos de los informes técnicos y científicos
tienen argumentos poderosos frente a los charlatanes ecologistas y verdes. El
problema es que si eso es así. ¿Por qué, al menos en
dos ocasiones, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos ha
encontrado científicos falsificando deliberadamente los resultados de las
pruebas realizadas en los laboratorios de investigación contratados por
Monsanto para estudiar los efectos del glifosato?
(US EPA Communications and Public Affairs 1991
Note to correspondents Washington DC Mar 1)
(US EPA Communications and Public Affairs 1991
Press Advisory. EPA lists crops associated with pesticides for which residue
and environmental fate studies were allegedly manipulated. Washington DC
Mar 29)
(U.S.
Congress. House of Representatives. Com. on Gov. Oper. 1984. Problems plague
the EPA pesticide registration activities. House Report 98-1147)
Actualmente en Francia se prohíbe
su uso y, de hecho, se encuentra en pleno proceso de reevaluación en la Unión
Europea. Su autorización caduca en diciembre de este año y cabe recordar que la
última vez, en junio de 2012, se prolongó su autorización sin llevar a cabo una
evaluación de riesgos.
Si su uso es tan seguro y lo
que dice Greenpeace es charlatanería ¿Por qué existe esta divergencia tan
manifiesta? ¿Por qué hay falsificaciones de informes científicos al estilo de
lo que hacían las tabaqueras en el siglo pasado? ¿Por qué algunos países toman
medidas tan drásticas? ¿Es que sus científicos saben algo que los demás
desconocemos, o es que las autoridades les hacen más caso, o es que la presión
de los consumidores hace que no les escuchen a los científicos?
El segundo es referente a la
controversia sobre los productos lácteos.
Los detractores de este tipo
de producto alimenticio defienden argumentos basados en la intolerancia de
amplias capas de la población a la lactosa. La circunstancia de ser un alimento
nuevo en nuestra dieta (dentro de los miles de años de evolución, lo hemos
incorporado en fechas relativamente recientes). Investigaciones realizadas en
torno a los distintos péptidos que
incluye la leche de vaca, particularmente un derivado de la beta caseína mutada
cambiando el aminoácido prolina por histidina (resultando un fragmento de
proteína conocido como beta casomorfina 7 (BCM 7), son las vacas que se conocen
como A1. Estas son razas históricamente más recientes, como las vacas Holstein
y Friesian. Bueno, pues existe una
controversia creada a raíz de unos estudios en Nueva Zelanda y Australia hace
unos diez años, en los que en experimentos con roedores, se vinculaba la
ingesta de leche de vacas A1, con diabetes, cardiopatía isquémica, autismo y
esquizofrenia entre otras patologías muy importantes. Los experimentos dieron
lugar a contraanálisis patrocinados por las empresas lecheras y a denuncias en
los tribunales por una y otra parte, e incluso nació una empresa con el
objetivo de promocionar la leche de vacas A2 e ir eliminando paulatinamente la
raza mutada. La proteína beta casomorfina provoca inflamación de los vasos
sanguíneos, y se asocia selectivamente a las células epiteliales en membranas
mucosas como la nariz y la garganta, donde pueden estimular las secreciones de
las mucosas.
También es cierto que hay
grupos de población que toleran perfectamente los lácteos y que se benefician
de importantísimos criterios nutricionales favorables, pero los que tiran por
tierra como fantasiosas las alegaciones de los detractores de los lácteos
cometen errores de bulto al ignorar esta mutación y sus efectos deletéreos en
capas de población susceptibles. Además, no ayuda nada que las empresas lácteas
nos traten de forma paternalista ocultándonos estos datos para “no causar
alarma injustificada”. Eso mismo escuchaba cuando comenzamos a realizar
estudios hace años grupos de investigadores, con las grasas “trans”.
Si queremos dejar las cosas
claras ¿Por qué no se pone en el etiquetado la leche que incluye las cabañas de
vacas que tienen la mutación? De esa forma todo quedaría meridianamente claro y
el consumidor podría elegir.
El tercero es el tema del
gluten. Nuevamente aparece la opinión de las guías de los especialistas en aparato
digestivo indicando que el diagnóstico de la enfermedad celíaca se realiza en
base a los datos de sospecha clínica de la enfermedad pero con el apoyo de
algunos análisis de laboratorio (conocidos como anticuerpos o marcadores
serológicos de actividad de la celiaquía), siendo los más utilizados en la
actualidad los anticuerpos antitransglutaminasa, y finalmente para confirmar la
enfermedad hay que realizar un estudio de la mucosa del intestino delgado,
mediante una biopsia intestinal, pudiéndose apreciar una lesión característica
: atrofia de las vellosidades intestinales.
El problema es que hay
muchos pacientes con diversas afecciones del tubo digestivo que simulan los
mismos síntomas, al tiempo que hay intolerantes al gluten que no tienen
síntomas digestivos. Como todos esos pacientes no se someten a diagnósticos
completos, muchos dan por sentado que poseen cierto tipo de intolerancia y, en
cuanto dejan de lado los cereales con gluten, mezclan realidades terapéuticas
con efectos placebo y se sienten mucho mejor, con lo que crece la bola hasta el
punto de que muchos entrenadores llegan, incluso, a aconsejar a sus deportistas
no tomar cereales con gluten de entrada, sin pararse a preguntar por cualquier
tipo de sintomatología.
Ayudaría mucho, en este
sentido, que los especialistas en digestivo fueran más tolerantes y pragmáticos
en sus consensos y que las autoridades sanitarias elaboraran y publicaran guías
como las de algunas Comunidades Autónomas en donde se explica la enfermedad
celíaca y se dan pautas de comportamiento
Finalmente, otro ejemplo es
el azúcar.
No se puede combatir el
argumento, ejemplarmente expuesto por científicos de la talla de Robert Lustig
o Peter Attia, de que el azúcar es tóxico (publicado en Nature, una revista de
altísimo rigor), diciendo que es necesario tomar fruta o de que un poco de
azúcar permite ingerir alimentos de gran trascendencia que no tomaríamos solos,
ya que hablamos en lenguas distintas. Lo que dicen Lustig y Attia es que hay
que rebajar drásticamente el consumo de azucares (en la interpretación del
diccionario) sin entrar en consideración de si una cucharada de miel es un buen
alimento o de si un poco de sacarosa y fructosa en una bebida para deportistas
recarga más el glucógeno después de un esfuerzo. Son cosas distintas.
El caso es que no parece muy
útil para clarificar las cosas, elaborar el libro blanco del azúcar por expertos
con el respaldo (y patrocinio) del Instituto de Estudios Documentales del
Azúcar y la Remolacha (IEDAR). Voy a poner frases y conclusiones literales del
libro para explicar el fundamento del debate y dar mi opinión argumentada.
Primer punto a considerar,
el argumento que justifica la consulta a expertos (elegidos) y la realización
del libro: …. Ante la alarma creada entre los productores de azúcar por la
aparición de un “estado de opinión” desfavorable para sus intereses, se crea un
Instituto de carácter técnico, patrocinado por la industria azucarera y
destinado a divulgar contenidos científicos que contrarresten la corriente de
opinión desfavorable para sus intereses comerciales.
- Es decir, quien patrocina el libro es
un organismo cuyos intereses son los de la industria azucarera.
- Por otro lado, no es una opinión
consensuada entre todos los expertos, de hecho, a mí mismo me consultaron y no
acepté.
Segundo punto: La verdadera
razón, el dinero, claro: …. En la Unión Europea se cultiva remolacha en algo
más de 1,3 millones de Ha, por unos 160.000 agricultores que envían su producto
a 56 industrias que dan trabajo a unas 30.000 personas a las que si sumamos los
empleos indirectos llegamos a un millón, que dependen total o parcialmente de
la actividad azucarera.
- Ésta es la auténtica declaración de
intenciones de todo el libro. Un argumento que, se ha utilizado con frecuencia
para defender empresas contaminantes, agricultores que cultivaban tabaco etc
etc
No veo en el libro blanco
del azúcar razonamientos científicos que justifiquen la noticia acerca de
desmontar el mito de que el azúcar no es bueno para la salud, más bien veo una
serie de trabajos teóricos muy bien argumentados en torno a los carbohidratos y
al metabolismo de los azúcares simples. Entiendo, por tanto, que el falso
debate sobre la bondad o no del azúcar lo ha establecido el titular
sensacionalista y el interés económico del lobby del azúcar que es el gran
problema. La gran industria azucarera constituye uno de los lobbies más
influyentes en la venta de productos con azúcar, que le reporta un beneficio de
47.000 millones de dólares al año. Lo ha denunciado la organización VSF
Justicia Alimentaria Global en un informe presentado el pasado mes de junio en
Madrid. El control de la promoción del alimento en España, según declara el
director de VSF, Javier Guzmán, pertenece a la empresa Azucarera Española,
dentro del grupo British Sugar y la empresa ACOR, propiedad del grupo francés
Tereos.
En base a los problemas que
empezaron a plantearse con multitud de alegaciones de salud que hacía la
industria aprovechando las medias verdades y las justificaciones basadas en
estudios poco relevantes, la Unión Europea puso en marcha la Autoridad Europea
para la Seguridad de los Alimentos (European Food Safety Authority - EFSA),
pues bien, hecha la ley, hecha la trampa, para cada nutriente cuya alegación ha
sido aprobada, los productos que lo contenían, indicaban esa aprobación de
manera inmediata. Un ejemplo, la EFSA aprueba la alegación: “La vitamina B6
contribuye al normal funcionamiento del sistema inmunitario” e inmediatamente
sale un producto que indica en su etiquetado. “Contiene vitamina B6 que…..”
Lógicamente el consumidor lo que entiende es que el producto lleva suplementos
que mejoran la inmunidad. Pésima lectura, pero ladina, muy ladina presentación.
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