Estamos en pretemporada futbolera
Estamos en
plena pretemporada para deportes de equipo como el fútbol, nuestra pasión
nacional. Los preparadores físicos se encuentran en plena lucha por poner a
punto a jugadores que necesitan estar en forma en poco más de un mes. ¿Qué
puede hacer la nutrición aplicada al deporte de manera específica en estos
momentos?
Pues una
de las cosas que se van a producir en los jugadores es inflamación muscular y a
su minimización debemos dirigir nuestras acciones.
Hay quien
piensa, equivocadamente, que hay que combatirla desde el inicio con las armas
que conocemos (DHA, polifenoles, Explivar etc), sin embargo, la teoría dice
otra cosa (que ahora avalan múltiples estudios). La inflamación es necesaria al
principio porque se repara el tejido dañado y se genera
hipertrofia, el daño tisular
originado por la destrucción de fibras musculares, ocasiona la liberación de
productos intracelulares al medio, capaces de activar a las células residentes,
las cuales, a través de la secreción de mediadores proinflamatorios, activan a
su vez a las células endoteliales de los vasos musculares, iniciándose la
adhesión de los leucocitos a las paredes de los vasos y su posterior
extravasación para dirigirse al foco lesional inflamatorio. La señalización del
foco inflamatorio es amplificada tanto por las moléculas proinflamatorias
liberadas por las células del tejido dañado, como por los leucocitos
infiltrantes, favoreciendo así, la vasodilatación, la fagocitosis y otras
respuestas destinadas a reparar el área lesionada. A esta serie de reacciones
se las conoce en conjunto como respuesta de fase aguda al daño tisular. Cuando
la inflamación se descontrola, los niveles altos de esos señalizadores se
convierten en promotores de procesos destructivos para los tejidos. En
definitiva, todo el daño en la fibra muscular producido en esta etapa de
pretemporada, resulta en un proceso inflamatorio con una respuesta tisular
inespecífica proporcional a la intensidad del estímulo agresor. Todo ello,
puede ser sintetizado en varias fases: reclutamiento de células inflamatorias
con el objetivo de neutralizar los agentes lesivos y restituir el tejido
lesionado, proliferación y migración de miofibroblastos con capacidad de
secretar matriz extracelular y, remodelación de la matriz extracelular y del
parénquima celular reordenando la arquitectura normal del tejido.
Aunque, en
teoría, se puede diferenciar entre una etapa destructiva o inflamatoria propiamente
dicha, y otra reparadora, lo cierto es que, la demarcación entre ambas no se
encuentra bien establecida. En el caso de daños prolongados o insuficientemente
reparados en este entrenamiento de pretemporada, las tres fases pueden ocurrir
simultáneamente, de manera descoordinada, resultando en una inflamación crónica
y una disfución muscular que luego paga el jugador a lo largo de la temporada.
De esta forma, todos
estos procesos de desestabilización y estabilización que se producen en esta
fase de entrenamiento, corresponderían a las etapas catabólica-inflamatoria,
anabólica-antiinflamatoria compensatoria y supercompensatoria que formarían
parte del síndrome general de adaptación al entrenamiento.
El objetivo
debe ser, por tanto, permitir la fase inicial de inflamación y minimizar los
daños consiguiendo una rápida adaptación y supercompensación. Por ello hay que
centrarse en intervenir con antiinflamatorios naturales cuando el jugador está
en mitad de la preparación física de pretemporada. Y, en este sentido, ¿qué
armas tenemos?
1)
DHA (nuestro conocido Brudy Plus). En seres humanos,
gracias a los progresos en resonancia magnética nuclear, sabemos que sutiles
cambios en el grado de instauración de los fosfolípidos establecen diferencias
en el transporte y paso de transmisores a través de las biomembranas, y
recordemos que los poliinsaturados de la dieta están envueltos en la regulación
de la expresión génica del esterol regulador que liga la proteína-1 (SREBP-1 (sterol regulatory
element-binding protein-1)) que juega un papel crucial en la regulación de la síntesis de lípidos,
su oxidación y termogénesis. La suplementación de humanos voluntarios
con dosis de 2 a 4 g/dia de EPA+DHA ha significado una disminución en la
producción de TNF; IL1; e IL6, lo que significaría objetivo cumplido.
2)
Polifenoles
(algo menos conocido, pero importante, ya que tenemos un arsenal de alimentos
que podemos emplear).
Pongo a continuación un listado de
algunos de los antiinflamatorios naturales presentes en plantas y su nivel de
concentración al que han demostrado actividad.
3) Explivar. Compuesto natural derivado del Phlebodium
Decumanum Un inmunomodulador que actúa sobre distintos señalizadores de la fase
inflamatoria aguda.
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