¿Y en el embarazo? ¿Se puede tomar DHA?



Cuando era joven (When I Was Young era, por cierto el título de una canción fantástica de The Animals (Enlace)), bueno, pues cuando era joven tenía como uno de los referentes en nutrición a nivel mundial a un español, Grande Covián, que había sido pionero en demostrar en unos estudios realizados en Méjico, siendo profesor en la universidad de Minnesota que los niños que crecían con una dieta baja en proteínas tenían afectado el desarrollo cognitivo. Ya no era solo la desnutrición, como se sabía hasta entonces, sino la malnutrición, como posteriormente se demostró.

Otro hecho notable lo supuso la apuesta por la lactancia materna que se llevó a cabo con decisión por la clase médica, después de la moda impuesta por las multinacionales de la lactancia a biberón para, supuestamente, librar a la madre en un momento en que se producía el boom del empleo en la mujer. De hecho, se demostró que la desnutrición en el primer año de vida tiene un efecto duradero en el comportamiento y en la cognición. Tanto el control motor como el lenguaje se desarrollan más lentamente y las valoraciones de inteligencia son más pobres. En este sentido, el déficit de proteínas es responsable de daño más específico en el hipocampo y la corteza cerebral.



Posteriormente se ha encontrado otro nutriente todavía más importante, aunque mucho más solapado, un ácido graso omega 3, el DHA. En los estudios realizados con este ácido graso se observó algo muy importante, existían diferencias en la capacidad para la síntesis de DHA entre hombres y mujeres. Los estudios revelaban que la capacidad para regular la síntesis de DHA bajo control hormonal en las mujeres, puede ser importante para satisfacer las demandas del feto de DHA durante el embarazo. Las diferencias en la capacidad para la síntesis de DHA pueden contribuir a la variación del 50% en la concentración de DHA en plasma entre las mujeres a término. Si es así, los niños nacidos de madres con una menor capacidad para la síntesis de DHA pueden estar en mayor riesgo de déficit de DHA. Una cuestión inquietante, ya que no solo hay que recomendar pescado azul (con cuidado con el mercurio), sino saber la capacidad de síntesis de DHA de la mujer embarazada (sería importante caracterizar en detalle los factores que determinan la capacidad para la síntesis de DHA en las mujeres).

En este sentido, hay que recordar que mientras los varones salían a cazar, las hembras (algunas preñadas), marisqueaban y pescaban en el litoral, nuestro nicho ecológico clave. El constituyente importantísimo de nuestro cerebro, se obtenía de la dieta y en el momento clave de nuestro desarrollo. Algo que deberían conocer todas las mujeres embarazadas en nuestra cultura (que entre otras cosas, es cada vez más tardío y, por tanto, más complicado).

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